El BYOD (Bring Your Own Device), llegó hace un tiempo a las grandes corporaciones para quedarse, y con el paso del tiempo esta tendencia está poniendo continuamente a prueba las capacidades y las infraestructuras de las empresas para hacer posible la incursión de los equipos de los empleados en sus sistemas.
Los horarios de oficina se alargan y muchas veces el trabajo continúa en la calle o en casa, lo cual hace que sea imprescindible una mejora en el acceso a red móvil, así como el rendimiento de las baterías de los dispositivos. Tanto es así, que se estima que en sólo dos años la mayoría de los espacios de trabajo serán inalámbricos y esto nos hace plantearnos si la información corporativa que manejan los empleados puede estar en peligro al trabajar conectados a sistemas críticos.
Para garantizar la seguridad de la información corporativa es necesario instaurar entre los trabajadores ciertas normas de uso como establecer las listas blancas o negras o evitar instalar ciertas aplicaciones. Pero por muchas medidas que se intenten llevar a cabo, un robo, un accidente o el mal uso de un dispositivo podrían hacer perder a la empresa información confidencial y valiosa por lo que las copias de seguridad siguen siendo la mejor estrategia de protección de dichos datos y es algo que se debe tener en cuenta antes de aceptar que los empleados usen sus dispositivos personales para tratar datos confidenciales de la compañía.
El BYOD, así como la flexibilidad y la movilidad que aporta, supone un cambio de paradigma en las estructuras TI de todas las compañías, sea una gran empresa o una pyme, y sea cual sea su sector, supone un nuevo reto para el que hay que estar preparado.